La desconexión como derecho humano
¿Es posible desconectarse de los dispositivos
electrónicos para descansar o disfrutar del esparcimiento libre de preocupación
por el trabajo? Independientemente de si alguien tiene síntomas de Nomofobia
-miedo a no tener su dispositivo móvil o estar incomunicado- a partir del auge
de la tecnología y con la necesidad del trabajo remoto, cambió la forma de
trabajar.
La Declaración
Universal de los Derechos Humanos publicada por Naciones Unidas indica que
“toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas
pagadas”. Lo preocupante es que este derecho no parecería estar garantizado en
la práctica, cuando analizamos lo que sucede con hombres y mujeres que trabajan
24/7 y no toman vacaciones, o si salen, sus labores continúan desde cualquier
punto de conexión digital.
En México, la Ley
Federal del Trabajo, en su artículo 330-E y en su capítulo VI establece:
“respetar el derecho a la desconexión de las personas trabajadoras en la
modalidad de teletrabajo al término de la jornada laboral”. Preservar este
derecho beneficia tanto a las organizaciones como a los colaboradores a favor
del bienestar, la salud mental y la productividad.
El derecho a la
desconexión significa que un colaborador pueda abstenerse de realizar
actividades laborales relacionadas con la comunicación digital, como contestar
correos electrónicos, llamadas telefónicas o mensajes de texto al terminar su
jornada laboral.
Hace algunas décadas,
el trabajo era un lugar al cual acudir. Las personas se trasladaban a las
instalaciones de su organización y al terminar su horario laboral regresaban a
casa, por lo que había un patrón natural de desconexión para integrarse a otras
actividades. La transformación tecnológica-digital facilita trabajar vía
remota, con mayor frecuencia en nuestro hogar, y esto influye en una mayor
dificultad para la desconexión laboral.
Las razones de los
colaboradores para permanecer conectados pueden ser diversas; algunos temen que
haya repercusiones por falta de disponibilidad para contestar un correo o una
llamada, o bien porque otros dependen de su respuesta para hacer su
trabajo. Adicionalmente, hay una expectativa de responder con inmediatez,
especialmente en la comunicación mediada por redes sociales como Whatsapp.
Parecería no haber distinción entre lo urgente y lo importante.
Por otra parte, los
colaboradores saben que las organizaciones enfrentan una amplia apertura en los
horarios de atención a clientes, quienes hoy en día tienen la posibilidad de
hacer solicitudes o pedidos casi en cualquier momento. Por ello, algunas
empresas ofrecen mayor disponibilidad de horario, aun en perjuicio del
bienestar de sus colaboradores.
Las jornadas extensas
y frecuentes impactan de manera negativa en el bienestar de las personas.
Problemas como desgaste por trabajo (burnout), cansancio mental, ansiedad,
depresión y estrés laboral suelen surgir en ambientes con un balance de
vida-trabajo inadecuado. Datos anteriores a la pandemia calculaban estos
padecimientos en pérdidas anuales de 16,000 millones de pesos, según el IMSS.
Las organizaciones
son afectadas con estas jornadas debido al posible incremento en la tasa de
rotación de personal, así como los problemas de comunicación o conflictos
laborales. Al mismo tiempo, suele disminuirse la productividad, la eficacia, el
rendimiento y la concentración. Todo esto perjudica a las organizaciones, que
podrían minimizar los inconvenientes mediante una estructura organizacional
que:
- regule los horarios de conexión entre los
colaboradores,
- estructure jornadas escalonadas o guardias para
dar respuesta a las solicitudes de los clientes,
- fomente el respeto a los tiempos personales
mediante políticas que eliminen la obligatoriedad de estar disponible
fuera de los horarios laborales establecidos,
- concientice sobre los beneficios personales y
organizacionales por la desconexión, en términos del balance vida-trabajo,
y los riesgos de la conexión prolongada,
- evite premiar a los colaboradores cuya conexión
exceda los estándares implementados en la organización.
Del otro lado, los
colaboradores podrían efectuar las siguientes recomendaciones para su bienestar
personal:
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- apagar los dispositivos relacionados con el
trabajo, o al menos silenciarlos, y guardar los materiales de trabajo,
- programar un tiempo para una actividad personal
sin distraerse de ella por el trabajo,
- establecer límites, por ejemplo, en horarios de
comida o cuando la jornada laboral ha concluido,
- estipular un ritual de cierre de la jornada como,
por ejemplo, escribir una lista de pendientes para el siguiente día,
- tomar periodos vacacionales o días de descanso
sin culpa, acordándolos con su empleador.
La mayor dificultad
para descansar la enfrentan quienes tienen negocio propio, y especialmente las
mujeres que suman a la carga de trabajo las responsabilidades por el hogar y la
familia.
Es importante
recordar que “el arte del descanso es parte del arte del trabajo” y respetarlo
genera beneficios para todos.
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