Industrias y pymes frente a la crisis
La semana pasada se dieron a conocer los datos de la baja profunda de la actividad económica, al registrar el Instituto Nacional de Estadística y Censos una caída del 6,8 por ciento interanual. Con este retroceso, el estimador mensual de actividad económica (Emae) acumuló una merma del 5,7 por ciento en el primer trimestre del año. Se destacaron comercio mayorista, minorista y reparaciones (-14,6%), seguido por intermediación financiera (-13,9%) e industria manufacturera (-13,2%), que completaron el podio.
La crisis que atraviesan las pymes (chicas, medianas y grandes) es enorme, la economía está estancada y lo estará por un gran período de tiempo. Ya ni se ensaya la mejoría del “segundo semestre”, sino que se habla de tiempos mayores.
En épocas electorales y con candidatos ya planteados, el futuro parece convocarnos a que encontremos la forma en que haya crecimiento, que se resuelvan los males estructurales de nuestro país y mientras tanto poder vivir, educarnos, criar a nuestros hijos y que nuestras pymes puedan seguir existiendo, dando trabajo y produciendo.
Desde hace varios años, y en especial desde 2018, hemos tenido una baja tremenda en materia de consumo, con un crecimiento exponencial de los costos.
Tanto los servicios esenciales como el gas, la electricidad y el agua sufrieron aumentos de miles por ciento, lo que resultó en un gasto que muchas veces terminó con un negocio, así como los aumentos en los costos de materias primas, logística e impuestos. Es cierto que los salarios se vieron “retrasados” respecto de la inflación y fueron los empleados “fuera de convenio” quienes sufrieron una merma enorme en sus ingresos. Pero esta rebaja salarial no fue significante a la hora de balancear los costos.
No existe más crédito para pymes y no pymes; no hay posibilidad de financiamiento o de redescuento de cheques y facturas; las tasas rondan el 60/70 por ciento anual; no hay ninguna política de Estado, ninguna, que apoye a las pymes. Parece decirles: “Si no podés funcionar al ritmo que queremos, con tu propia plata, sin deudas, sin problemas, tenés que cerrar; a nadie le importa”.
En materia de Derecho del Trabajo, hay varias formas de ayudarnos a bajar costos. Cierto es que la salida clásica ha sido la de despedir al personal, pero en general no resulta bien, ya que nos quedamos sin fuerza para producir. Es una medida que no resiste el tiempo.
Las bajas de personal para reducir costos no son una medida sana y muchas veces van acompañadas de la generación de juicios laborales, conflictos colectivos, paros, malhumor interno, conflicto entre empleados, que distrae a los dueños de la generación de negocios y pone su tiempo en algo para lo que no están habituados, o que se puede evitar.
Hay que hacer políticas internas que permitan bajar el conflicto. Solucionarlo entre todos. Es relevante poder usar lo que la ley nos permite, que básicamente debe traducirse en diálogo entre la empresa y el personal, y en algunos casos con la participación de los sindicatos.
La generación de espacios de diálogo nos va a permitir llegar a acuerdos de desvinculación con pagos del total de las indemnizaciones, pero en cuotas convenientes para todos. Esos acuerdos se pueden concretar ante la Secretaria de Trabajo con costos muy reducidos y con rápida solución.
Pero aun mejor son los llamados Acuerdos Para Crecer que, dentro del marco del procedimiento preventivo de crisis (PPC), permiten un mucho mejor y amplio ejercicio de la imaginación, que hoy se traduce en políticas de mantenimiento del empleo y la empresa, por lo que se evitan despidos “baratos” y nos han enseñado a crear políticas de crecimiento en conjunto con el sindicato.
Se ha trabajado en todo el país para mantener las empresas y el empleo. Este procedimiento se realiza ante el Ministerio de Producción y Trabajo a cargo de Dante Sica para empresas con presencia nacional, o ante los ministerios provinciales.
A lo que queremos llegar es a acuerdos que impliquen una baja de costos para las empresas, pero sin tocar el salario neto de los empleados y sin despidos.
El uso de las suspensiones se reduce, ya que el empleo implica contención: nos hace bien trabajar. Estos procedimientos nos permitieron continuar en forma unida, para que las em-presas y los empleados sigamos produciendo y pensando en que podemos generar ciertas ganancias, sin conflictos fuertes, en pos de un país mejor para todos.
*Director de Derecho del Trabajo en Plan A
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