Malena Díaz Reck y Natalia Pagano consiguieron, tras un fallo judicial,
la licencia de maternidad para las dos
Derecho de familia
Brunna es hija de Malena y Natalia. Nació el 5 de enero y hoy sus dos mamás gozan de tres meses de licencia para cuidarla. A Malena, que no fue la gestante, no le fue sencillo conseguirla, tuvo que recurrir a la Justicia porque la administración bonaerense proponía otorgarle sólo tres días, como a los padres. Aquí, repasan los detalles de ese proceso pero también las ansiedades y las pequeñas delicias de la vida comaternal.
Por Adriana Carrasco
Malena y Nati se conocieron en 2011, en la marcha
que se realizó al cumplirse un año del asesinato de Mariano Ferreyra. Aquel día
conversaron, cenaron juntas. Y no tardaron mucho en compartir la vida, en la
ciudad de La Plata. Malena trabaja en ARBA (Agencia de Recaudación de la
provincia de Buenos Aires) y durante 4 años fue delegada gremial de la Junta
Interna de ATE. Un día de agosto entró a la oficina y les contó a sus
compañerxs que Nati estaba embarazada. “En su mayoría se pusieron contentxs.
Pero no fue una sorpresa total porque llevo varios años intentándolo. Hacer los
tratamientos es un camino muy duro, sobre todo cuando no resultan. En uno de
esos intentos tuve un aborto espontáneo de siete semanas. En la oficina creamos
hace años una especie de comunidad con este tema, porque también hay parejas
heterosexuales a las que les cuesta tener hijxs y están haciendo tratamientos
para lograr el embarazo”, cuenta Nati.
El 5 de enero nació Brunna y sus dos madres gozan
de licencia por maternidad. A Malena, que es madre pero no gestante, no le fue
sencillo conseguir la licencia por tres meses que está obligada a conceder la
administración pública bonaerense. Si se hubiera quedado quieta, ya habría
agotado la licencia por paternidad que intentaron otorgarle.
MADRE LESBIANA, ¿QUÉ ES ESO?
Una vez que Malena Díaz Reck (44) y Natalia Pagano
(39) supieron que podían comunicar el embarazo, comenzó la gestión de las
licencias por maternidad. En el caso de Natalia, no había problema. Es la madre
gestante. Es psicóloga y trabaja en una dependencia de la Universidad de La
Plata. Pero Malena tuvo que arremangarse la camisa. Con su jefa tiene la mejor
relación, pero no dependía de ella la obtención de la licencia por maternidad.
ARBA es una mega repartición provincial. Para iniciar el trámite tuvo que
solicitar una entrevista en la Gerencia de Recursos Humanos. “El gerente, de
palabra, manifestó la mejor disposición. Me dijo que personalmente estaba de
acuerdo, pero que no podía salirse de la norma. O sea, ‘armemos un expediente
(con fecha de parto y constancia de unión convivencial) y vemos qué
pasa’”.
Malena y Natalia no tienen libreta roja porque
Malena se opone al matrimonio. “Estoy en contra de que el Estado se meta en mi
vida privada. Por eso solamente hicimos la unión convivencial para que mi
compañera pueda contar con la obra social IOMA. Tal vez más adelante hagamos
una fiesta y un casamiento alternativo no mediado por el Estado. Aunque ahora
tenemos muchas cosas que pensar. Veremos más adelante, cuando la bebé sea grandecita”.
La rueda burocrática se pone en marcha, el
expediente llega a la Asesoría General de Gobierno y de allí pasó a otras
dependencias. Transcurrieron los días, el embarazo avanzaba y Malena Díaz Reck
seguía sin respuesta. “ARBA nunca me notifica. Empiezo a preocuparme seriamente
y a pensar ‘va a nacer Brunna y no tengo noticias de la licencia por
maternidad’. Aguardamos el mayor tiempo posible y nada. Entonces decidí no
esperar más, hice vista del expediente y me enteré de que asesoraron darme ‘licencia
por paternidad’. Entonces con mi grupo de militancia, Pan y Rosas, y abogades
de CeProDH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos) hicimos una
presentación ante la Justicia. Teniendo en cuenta la urgencia del caso pedimos
una medida autosatisfactiva antes de que nazca Brunna”. (Medida
autosatisfactiva es un requerimiento urgente que no precisa de una posterior
acción judicial para que se mantenga). Por sorteo el pedido llegó al Juzgado en
lo Contencioso Administrativo Nº1 de La Plata. “Sabemos que las cosas se
consiguen si unx las pelea”.
UN MODELO PATRIARCAL
El artículo 43 de la Ley 10.430 para el personal
administrativo de la provincia de Buenos Aires establece tres meses de licencia
por maternidad para el personal femenino. El personal masculino tiene de una
licencia de tres días.
Moverse significó reunir cientos de firmas,
presentarse ante la Justicia, realizar conferencias de prensa y conseguir el
acompañamiento de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata y la
Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans como amicus curiae.
Nueve días antes del nacimiento de Brunna, llegó la
sentencia que confirmó la licencia por maternidad para Malena (“90 días
contados desde el nacimiento, con percepción de haberes”, firmada por el juez
subrogante Francisco José Terrier). El fallo sostiene que “el régimen jurídico
local aplicable no se encuentra actualizado conforme a los derechos emergentes
de la nueva legislación de identidad de género, de matrimonio igualitario, de
la diversidad familiar y de las técnicas de reproducción humana asistida; por
lo que resultará necesario compatibilizar el régimen local a los estándares de
protección que dimanan de las normas de la más alta jerarquía en nuestro
ordenamiento jurídico. El modelo patriarcal que refleja la Ley 10.430, donde el
rol de la mujer estaba destinado al cuidado y crianza de los hijos, mientras
que el varón debía trabajar para proveer los alimentos, queda en evidencia al
otorgar tan disímiles días de licencia a uno y otro caso. Es imperioso que la
Legislatura local avance en el dictado de una normativa que contemple esta
nueva realidad de conformación familiar y de parentesco”.
EL RESGUARDO DE LA VIDA CONCRETA
Brunna nació por cesárea, muy pequeñita, y precisa
tomar la teta cada hora. A lo sumo cada dos horas. Nati está dedicada por
completo a amamantar a la beba. “¿Cómo podría hacer Nati sin mí? Sí o sí
necesita otra persona que la cuide a ella, que se ocupe de la casa, la ropa, la
comida, las compras, los trámites”, cuenta Malena. “Estamos sobrepasadas, ni
siquiera pudimos recibir visitas”.
“Otra cuestión que no se toma en cuenta es el
malestar de estar pasando por el puerperio. Es un momento muy especial, muy
difícil, de movilización de hormonas, que implica al mismo tiempo felicidad y
angustia. Es fundamental la contención de otra persona que esté al lado. Además
dar la teta cada hora no solo impide dormir sino que se contractura todo el
cuerpo, además de la molestia de los puntos de la cesárea. Es toda una
movilización lo que se produce”.
Minuto para pensar en qué condiciones se organizan
los hogares cuando llega unx bebé, hasta el punto de que -en los hogares de
menos recursos- lxs niñxs mayores se ven obligadxs a ocuparse de esas tareas
(según Unicef, en la Argentina el 48% de lxs niñxs son pobres). O la abuela,
con lo que implica perpetuarse a lo largo de generaciones en un rol de cuidado
de otrxs y jamás tener tiempo para sí misma. Es para pensar las licencias por
xaternidad en general. Y la desprotección de lxs trabajadorxs precarizadxs. El
rol de los varones en la crianza, las existencias trans y gays que deciden
xaternar. Malena tuvo que recurrir a la Justicia porque la administración
provincial bonaerense no quiso reconocer la legislación que protege a la
población lgbti: el apoderado de la Fiscalía de Estado, Fermín Martiarena,
realizó una presentación electrónica para contestar la demanda y alegó que “el
artículo 43 de la Ley 10.430 debe ser interpretado en el sentido de proteger a
la persona gestante, dado que el bien jurídico tutelado es la gestación, sin
importar el sexo o la conformación familiar”. El apoderado Martirena sostuvo la
existencia de una gestación en abstracto, en el aire, sin contemplar a las
personas cuyas vidas estaban en juego, y pidió el rechazo en todos sus términos
de la acción presentada por Malena Díaz Reck. Pero el juzgado le puso un freno
a la deshumanización administrativa y dictó una sentencia que protege los
derechos de las madres lesbianas, de lxs trabajadorxs y lxs niñxs.
Malena cuenta cómo están logrando organizar la
cotidianeidad no solo desde “la logística” sino en la construcción de los
vínculos madres-hija. “Al dar la teta, Nati construyó desde un primer momento
un vínculo con Brunna. Yo siento que al no dar la teta tengo otra relación, que
debo construir durante el día, estando con ella, jugando, cambiándole los
pañales, haciéndola dormir. Si hubiera tenido que reintegrarme al trabajo al
cuarto día, trabajando 8 horas, no estaría casi nada con Brunna. Tendría que
ocuparme solamente de las cosas de la casa y no tendría tiempo para estar con
ella”.
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