03/06/2020 OPINIÓN
Un estatuto urgente para el trabajo en plataformas
Sobre la necesidad de legislar las plataformas virtuales de deliverys y sus trabajadores, cuyo protagonismo en la cuarentena por la pandemia del nuevo coronavirus se hizo evidente. Al respecto opinó para Télam el abogado laboralista Juan Manuel Ottaviano, colaborador del CETyD (Unsam) y de Ueplas, abogado asesor de trabajadores de la Asociación de Personal de Plataformas..
Por Juan Manuel Ottaviano
El mundo del trabajo concentra sus debates al ritmo de la transformación acelerada de los empleos como consecuencia de la incorporación de maquinaria en la industria y de los sistemas de gestión digital en los servicios. Luego de la irrupción en la Argentina de empresas como PedidosYa (Delivery Hero), Glovo, Rappi y Uber eats, a varios se le quemaron los papeles. Hoy se requieren soluciones protectorias más imaginativas para el trabajo en una actividad que pasó de ilegal a esencial en cuestión de días.
Quienes afirmaban que el destino inexorable del trabajo era la destrucción masiva de puestos, veían como miles de trabajadores y trabajadoras generaban ingresos a través de una plataforma tecnológica. Quienes creyeron que sobraba con prohibir a estas empresas y cazar -éste fue el término acuñado- a los trabajadores de las aplicaciones, vieron cómo el fenómeno de la economía de plataformas creció de manera exponencial y autorregulada.
En el frenesí de la disputa por nuevos mercados y nuevos servicios había una voz silenciada. La de los nuevos protagonistas. La de los trabajadores y trabajadoras de plataformas.
Algunos combinan su trabajo para la plataforma con otras tareas, pero la mayoría trabaja más de 50 horas a la semana en la aplicación, que es más del equivalente a una jornada completa legal. Entre el 60 y el 80 por ciento de los trabajadores de las plataformas con trabajo a demanda son migrantes, especialmente venezolanos. Cada plataforma tiene un sistema de premios y sanciones para administrar la aceptación y el rechazo de pedidos así como la conexión -el trabajo- a determinadas horas. Los estudios realizados en la Argentina y a nivel global coinciden en que los trabajadores y trabajadoras de plataformas valoran la relativa libertad que poseen para conectarse y desconectarse o para rechazar pedidos inconvenientes. También cuestionan la inestabilidad de los ingresos y los abusos por la falta de regulación de los sistemas de gestión algorítmica.
La falta de reconocimiento del trabajo en plataformas hasta ahora impide que las organizaciones sindicales creadas por quienes trabajan en las plataformas sean admitidas como tales. Es el caso de la Asociación de Personal de Plataformas (APP), que instaló en la agenda pública el reclamo de fondo más urgente de este sector: el reconocimiento de la relación que une a los trabajadores con las aplicaciones.
Como propuso la Agenda urgente para una sociedad de trabajo (FES) y el informe Trabajar para un futuro más prometedor (OIT), la necesidad de una norma específica, que debiera tomar la forma de un estatuto especial, es una urgencia del mundo del trabajo en su conjunto. El desafío es crear derechos donde no los hay. Contemplar la complejidad de un sistema tecnológico que tiende a crecer a fuerza de inversión, y sobre todo de trabajo humano. Emplazar las garantías y tutelas del derecho del trabajo y respetar las libertades que los trabajadores valoran. Alentar la inversión tecnológica y apartar la precariedad laboral.
Quienes afirmaban que el destino inexorable del trabajo era la destrucción masiva de puestos, veían como miles de trabajadores y trabajadoras generaban ingresos a través de una plataforma tecnológica. Quienes creyeron que sobraba con prohibir a estas empresas y cazar -éste fue el término acuñado- a los trabajadores de las aplicaciones, vieron cómo el fenómeno de la economía de plataformas creció de manera exponencial y autorregulada.
En el frenesí de la disputa por nuevos mercados y nuevos servicios había una voz silenciada. La de los nuevos protagonistas. La de los trabajadores y trabajadoras de plataformas.
Algunos combinan su trabajo para la plataforma con otras tareas, pero la mayoría trabaja más de 50 horas a la semana en la aplicación, que es más del equivalente a una jornada completa legal. Entre el 60 y el 80 por ciento de los trabajadores de las plataformas con trabajo a demanda son migrantes, especialmente venezolanos. Cada plataforma tiene un sistema de premios y sanciones para administrar la aceptación y el rechazo de pedidos así como la conexión -el trabajo- a determinadas horas. Los estudios realizados en la Argentina y a nivel global coinciden en que los trabajadores y trabajadoras de plataformas valoran la relativa libertad que poseen para conectarse y desconectarse o para rechazar pedidos inconvenientes. También cuestionan la inestabilidad de los ingresos y los abusos por la falta de regulación de los sistemas de gestión algorítmica.
La falta de reconocimiento del trabajo en plataformas hasta ahora impide que las organizaciones sindicales creadas por quienes trabajan en las plataformas sean admitidas como tales. Es el caso de la Asociación de Personal de Plataformas (APP), que instaló en la agenda pública el reclamo de fondo más urgente de este sector: el reconocimiento de la relación que une a los trabajadores con las aplicaciones.
Como propuso la Agenda urgente para una sociedad de trabajo (FES) y el informe Trabajar para un futuro más prometedor (OIT), la necesidad de una norma específica, que debiera tomar la forma de un estatuto especial, es una urgencia del mundo del trabajo en su conjunto. El desafío es crear derechos donde no los hay. Contemplar la complejidad de un sistema tecnológico que tiende a crecer a fuerza de inversión, y sobre todo de trabajo humano. Emplazar las garantías y tutelas del derecho del trabajo y respetar las libertades que los trabajadores valoran. Alentar la inversión tecnológica y apartar la precariedad laboral.
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