El derecho a la desconexión laboral en la UE tendrá que esperar: los empresarios se descuelgan de la negociación
La Comisión Europea asume la elaboración de una directiva para regular también el teletrabajo tras trece meses de negociación fallida de los agentes sociales europeos
Apagar el teléfono y, por qué no, que el acceso a los sistemas quede suspendido al acabar la jornada laboral. Son dos medidas que podrían dar cumplimiento al derecho a la desconexión de los trabajadores. El derecho a 'desconectar del jefe' fue uno de los que pidió la Eurocámara cuando el continente empezaba a salir de la pandemia, pero su regulación tendrá aún que esperar. Tras trece meses de negociación con los sindicatos, los empresarios europeos se descolgaron del acuerdo. Ahora la pelota de regular ese derecho y el teletrabajo queda en el tejado de la Comisión Europea, que se ha comprometido a elaborar una legislación que sirva de paraguas para los 27.
Los agentes sociales comunicaron el pasado 27 de noviembre al comisario de Empleo, Nicolas Schmit, el fracaso de las negociaciones en las que habían estado trabajando desde octubre de 2022. “Lo lamento profundamente. En mi opinión, no estábamos muy lejos de un compromiso”, expresó el comisario, que explicó que la iniciativa legislativa vuelve ahora al gobierno comunitario y que usarán la base del texto negociado para impulsar una directiva.
Al gabinete de Ursula von der Leyen le quedan tan solo unos meses de trabajo efectivo antes de que la UE entre formalmente en la campaña de las elecciones de junio de 2024. El último Pleno de la Eurocámara está previsto para abril, por lo que todo lo que no esté ya sobre la mesa tiene el camino más complicado.
¿Y qué ha pasado? Los sindicatos están molestos por la forma en la que la patronal europea se ha descolgado. “Las negociaciones se hicieron cada vez más difíciles y los empresarios decidieron que no iban a seguir negociando”, lamentan fuentes sindicales.
“BusinessEurope intentó durante el año pasado encontrar un acuerdo equilibrado para las empresas. El texto resultante de las negociaciones no pudo ser apoyado por la mayoría necesaria de los empresarios representados. Lo lamentamos y aceptamos nuestra parte de responsabilidad”, señala Maxime Cerutti, director de asuntos sociales de la patronal europea de la que forma parte la española CEOE.
La iniciativa para regular tanto el derecho a la desconexión como el teletrabajo partió, no obstante, del Parlamento Europeo, que en enero de 2021 aprobó una resolución en la que reclamaba una ley para garantizar a los trabajadores el derecho a desconectarse fuera del horario laboral dado que el mayor uso de herramientas digitales en el trabajo ha generado una cultura de estar “siempre online” que repercute “negativamente en la conciliación de la vida familiar y profesional de los empleados”, según los eurodiputados.
“La Comisión Europea tiene que dar un paso adelante”, afirma el parlamentario Alex Saliba, que fue el encargado de ese informe, y que considera que los empresarios han “presionado” durante las negociaciones para descafeinar la legislación. “No queremos una ley blanda. Queremos una directiva que proteja a los trabajadores”, expresa el socialdemócrata, cuyo grupo va a presionar al gobierno comunitario para que agilice el proceso casi tres años después y planteará un debate sobre el asunto en el próximo Pleno que la Eurocámara celebrará a mediados de diciembre.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, había puesto muchas esperanzas en esa negociación para que pudiera servir como espaldarazo al diálogo social en España, pero también para tener una base legal sobre la que construir una legislación española respecto al derecho a la desconexión, que por el momento sólo está reconocido pero no regulado.
“El derecho a la desconexión ya existe”, aseguran desde la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC, por sus siglas en inglés), de la que forma parte UGT: “Lo que estábamos negociando eran las medidas legales para garantizar que se respeta”. Para la patronal ha sido difícil asumir un acuerdo en el que se iban a poner límites de cara a sus propios empresarios.
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Además, había distintos equilibrios nacionales: hay países, como los nórdicos, donde el teletrabajo, que era la otra pata del acuerdo, está a la orden del día frente a otros, como España, donde es una cuestión prácticamente nueva desde la pandemia. La intención de esa regulación era establecer criterios comunes para que esté justificado o no, las compensaciones, elementos de prevención, etc.
No obstante, la normativa que salga de la Comisión Europea será más restrictiva para sus intereses de lo que habría sido un texto pactado. La propuesta que elaboró el Parlamento Europeo apostaba por una serie de obligaciones para que los 27 forzaran la desconexión laboral, entre las que incluían “modalidades prácticas para apagar las herramientas digitales con fines laborales, incluido cualquier instrumento de vigilancia relacionado con el trabajo”.
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