El derecho a disfrutar del tiempo libre
Es extraño que quienes proponen incesantemente “modernizar” la legislación laboral, se opongan a reformar leyes que superan el siglo de existencia
La Cámara de Diputados debate la reducción de la jornada de trabajo, y el representante de la Unión Industrial Argentina se pregunta para qué queremos trabajar menos: “¿Para ir afuera a hacer qué?”, cuestiona. Y la respuesta es simple: para disfrutar del tiempo libre, para ver crecer a nuestras hijas e hijos, para jugar a la pelota, para ir al cine o al teatro, para cultivar la amistad.
Es extraño que quienes proponen incesantemente “modernizar” la legislación laboral, se opongan a reformar leyes que superan el siglo de existencia, que fueron paridas por la lucha obrera cuando todavía no se había inventado la televisión en blanco y negro.
Pero lo más notable del asunto es que, sin ponerse colorados, se arrogan la potestad de decidir por nosotros acerca de nuestro tiempo libre.
Trabajamos toda la vida. Pasamos mucho tiempo adentro de la fábrica y cada vez se aleja más el momento de jubilarnos. Y lo que ponemos en juego cada vez que entramos al trabajo es nuestra salud, nuestro cuerpo, nuestra vida.
Por eso, los Aceiteros y Desmotadores de Algodón peleamos por un salario digno, que alcance para todo lo que la Ley de Contrato de Trabajo dice que debe asegurar: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión. Es un salario para poder disfrutar de la vida fuera de la fábrica.
Sin embargo, la impunidad con la que el representante de los empresarios se expresó nos obliga a reflexionar: a 40 años del retorno de la democracia sigue vigente la reforma laboral de la última dictadura, que asesorada por abogados de empresas aplicó un recorte de derechos a la Ley de Contrato de Trabajo.
Tampoco cambió la certeza de las patronales sobre el poder que tienen adentro de sus empresas. Creen que son nuestros dueños, que los derechos y las libertades democráticas quedan en los portones, que adentro seguimos siendo esclavos.
Están equivocados y es obligación de los sindicatos hacerles entender que somos ciudadanas y ciudadanos, también mientras trabajamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario