La publicación del anteproyecto de la ley de urgencia hizo que el PIT-CNT empezara a mirar al gobierno electo con otros ojos. Las «reuniones positivas» iniciales le dieron paso a la preocupación del gremio respecto a algunos artículos del borrador, en particular el que habla del derecho a la huelga.
«Toda medida de huelga deberá ejercerse de forma pacífica, sin perturbar el orden público y asegurando la libertad de trabajo de los no huelguistas y el derecho de la dirección a ingresar en los locales de la empresa.
El Poder Ejecutivo podrá imponer restricciones a dichas medidas cuando estas no reúnan las condiciones establecidas precedentemente», sostiene el artículo 349 del anteproyecto.
Fernando Pereira, presidente del PIT-CNT, dijo en República Radio que esto significa «violar el derecho de huelga, que el Estado se coloque en juez cuando una huelga es legítima o no. Es absolutamente absurdo para la historia completa del Uruguay.
He escuchado a Mieres y a Álvaro Delgado decir que está vinculado a la ocupación de los puestos de trabajo, si está vinculado a la ocupación de los puestos de trabajo que lo escriban de esa manera. Como está escrito, hoy habla de la huelga».
El futuro ministro de Trabajo respondió a esta postura manifestando en República Radio que «en esto no hay palabras sagradas. Si hay que hacerle ajustes para que quede claro que no se afecta el derecho de huelga, se pueden hacer».
Eso sí, remarcó una vez más la postura del gobierno electo: «La ocupación no se va a permitir».
La reunión que las partes mantendrán mañana por la tarde será importante para avanzar en este asunto.
Pereira habló de lo positivo que fue el primer encuentro con el gobierno electo. Sin embargo, la ley de urgencia tensó las cosas con su perspectiva sobre el derecho de huelga.
Vamos a tener oportunidad de volver a conversar con el PIT-CNT esta semana, hay una reunión pactada para el miércoles a las tres de la tarde. Obviamente vamos a tratar todos los temas, y seguramente este será uno de ellos. Creo que existe una confusión, en el sentido que lo que nosotros queremos definir y circunscribir es el tema ocupaciones, no el derecho de huelga, que está con todas sus atribuciones. Simplemente lo que se dice es que la ocupación no se va a permitir. Eso se busca establecer.
Si el PIT-CNT entiende que la redacción deja alguna duda, estamos abiertos a buscarle la manera de que quede claro, de que no hay ninguna afectación al derecho de huelga. Simplemente no se puede utilizar como medida de lucha, en el marco del conflicto que se produzca, la posibilidad de ocupar los lugares de trabajo.
Eso fue una cosa que dijimos durante la campaña todos los candidatos de los partidos que integramos la coalición, así que nadie se puede asombrar, no es ninguna novedad.
También es verdad que siempre escuchamos que al PIT-CNT eso no le gustaba. Además dice que es una medida muy ocasional la de la ocupación, ocurre muy de vez en cuando, y por lo tanto tampoco tiene mucho relieve.
En realidad, lo que vamos a hacer es lo que se ha hecho estos años por parte del Frente Amplio en las oficinas públicas: cuando hubo cualquier caso de ocupación, se desalojó, se mandó desocupar. Bueno, lo mismo ocurrirá en el caso de las empresas privadas. La intención es igualar los trabajadores públicos con los privados.
¿Cómo recibieron la postura del PIT-CNT?
Tomamos nota de lo que sostiene el PIT-CNT. La redacción del anteproyecto de ley es del equipo del Partido Nacional, y es tomada de la OIT. Lo que se hizo fue evitar que la redacción fuera dura, solo apelar a lo que acepta la OIT.
Pero en esto no hay palabras sagradas. Si hay que hacerle ajustes para que quede claro que no se afecta el derecho de huelga, se pueden hacer.
El debate de fondo es que para la gente del PIT-CNT la ocupación es una extensión del derecho de huelga y nosotros decimos que no. Para nosotros la ocupación no puede ser aceptada.
Si hay mejores redacciones, estamos abiertos a escucharlas, pero creemos que en la redacción actual es claro que no se afecta el derecho de huelga.
¿Considera que la buena relación recíproca con Pereira va a ser importante para ayudar a las conversaciones de sectores que inevitablemente estarán en veredas diferentes en algún momento?
La relación con Pereira es muy buena, y también con el resto de los dirigentes sindicales. Yo apuesto a que eso siga siendo así, sin mengua de las diferencias.
El gran desafío es cómo lograr mantener el diálogo, a lo que apostamos siempre, el buen trato, el respeto y la valoración del otro, más allá de que vamos a tener diferencias que nos van a poner en situaciones de conflicto.
La vida democrática está marcada por el conflicto y las diferencias. Es una de las cosas buenas de la democracia, que cada uno puede expresar lo que le parece dentro del marco de las reglas del juego.
Va a haber zonas de desencuentros, pero también puntos de encuentro. Siempre va a haber una ‘línea roja’, un contacto directo para hablar sobre cómo marchan ciertas cosas. Creo que es un ejercicio permanente.
El otro gran tema es el de los piquetes.
El tema de los piquetes se puso sobre el tapete este fin de semana con el tema de Tres Cruces. Bueno, evidentemente ahí tenemos un problema. De acuerdo al anteproyecto de la ley de urgencia, el piquete viola el derecho a la libre circulación de los ciudadanos.
Este fin de semana fue 31 de enero, y bloquear el ingreso a Tres Cruces…por favor. Me parece que ahí estamos en un punto complicado, porque hubo 16.000 personas afectadas. Tienen todo el derecho a parar, pero el piquete está en la zona de la ocupación, de afectar a terceros de una manera que no debe ser aceptable.
Hay una cuestión cultural que seguramente complejice la posibilidad de que todo cambie con una norma.
Hay que dialogar mucho. Hay que conversar y encontrar el camino. La cultura es dinámica, y se puede cambiar. Hay reglas y comportamientos que se conversan, y podemos encontrar caminos para que dejen de ser un problema.
Pero está claro que el mecanismo del piquete no es principal ni exclusivamente sindical, porque opera en organizaciones diversas.
Los pasos a seguir con el anteproyecto
«Eso está en las manos de Lacalle Pou», explicó Mieres. Él nos pidió que cada partido elaborara su propuesta de correcciones y demás y que se la hicieran llegar a su equipo», agregó.
«Ellos recibirán los insumos de los cuatro partidos socios y seguramente armarán una nueva versión, que volverá a ser objeto de evaluación. Llegaremos al 1 de marzo ya no con un anteproyecto, sino con un proyecto de ley.
La idea que tiene Lacalle Pou, y que comparte, es que el proyecto de ley de urgencia llegue al Parlamento el 2 o el 3 de marzo. Va a ser rápido», manifestó.
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